Bajo los Shuar, cazadores de cabezas en el pasado, Ecuador
Recuerdo vívidamente cuando penetraba en la entonces aún más profunda selva sudamericana en el otrora estado gigante de Mato Grosso (hoy, el 90% de su superficie, casi del tamaño de Europa, es una plantación de soja con apenas algún árbol a la vista). Le pregunté a mi madre donde se encontraban los indios, los temibles cazadores de cabezas conocidos como Jíbaro o Jivaro (sólo mucho más tarde me enteré de que su nombre correcto es Shuar, que significa “hombre” o “ser humano” y que sólo los conquistadores españoles los llamaron “Jíbaro”, un nombre que la comunidad Shuar rechaza como peyorativo, ya que significa salvaje, según ellos). Ella me dijo que no debía tener miedo, porque sólo cortaban y reducían las cabezas de sus enemigos, los Auchar. El único problema era que, desde que los europeos y los estadounidenses comenzaron a comercializar productos manufacturados, incluyendo escopetas, pidieron a los indios cabezas reducidas a cambio, lo que dio lugar a un aumento en la guerra local, incluida la caza de cabezas y contribuyó al estereotipo de que son los Jíbaros son violentos. Mi madre también me explicó cómo preparan una cabeza reducida. Primero eliminan la calavera de la cabeza haciendo una incisión en la parte posterior del cuello y toda la piel y la carne se retira del cráneo. Después de esto toman unas semillas rojas que los indios también utilizan para la joyería, y las colocan debajo de los párpados y cosen éstos. La boca se mantiene unida con tres pasadores de palma. La grasa de la carne de la cabeza se retira y una bola de madera se coloca con el fin de mantener la forma. La carne se hierve en agua que incluye un número de hierbas que contienen taninos. A continuación se seca con rocas calientes y arena, mientras se moldea para que conserve su característica humana. La piel se frota con ceniza de carbón. Bolas decorativas se añaden a la cabeza, pero ya sabes, añadió, este proceso normalmente tarda un mes o más para poder tener finalmente una tsanatas – el nombre de la cabeza reducida del tamaño de un puño. Aunque los gobiernos han prohibido esta actividad, todavía la practican, ya que es un gran negocio
Texto y fotos por Heiko Bleher. Traducción: Marc Puigcerver
(Lea el artículo completo en el Número 6 de la revista Rio Negro)